Volvemos al viejo problema de siempre, México se quedó corto en un torneo en donde era favorito y con malas sensaciones, debido a que fue con un rival de menos envergadura y en una instancia de penales a la que nunca se debió haber llegado.
Sin hacer menos el triunfo hondureño, que tiene todo el mérito y valor del mundo, de nuevo, el fracaso tiene que ver con cuestiones internas que afectan a los representativos con limite de edad.
Esto ya nos había pasado en el Mundial Sub 17 del año anterior en donde, pese a algún día haber sido una potencia, se hizo el ridículo con un equipo supuestamente que iba por todo y esto cada vez es más común.