Un inmigrante indígena de Guatemala llegó a la frontera de Estados Unidos con una herida de bala en la cabeza. Algunos días le sangraban los ojos y la nariz. El Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE, en inglés) lo mantuvo detenido durante dos meses: sólo le dio ibuprofeno para el dolor, según ha reportado el diario The Guardian.
Rolando, de 27 años, decidió huir tras sobrevivir una balacera y torturas en Guatemala. Pero sufría dolores de cabeza cegadores que lo forzaban a tirarse en el suelo e incluso le hacían perder el conocimiento.
Es muy probable que sufriera ya hemorragias cerebrales cuando se presentó en el punto de entrada de San Ysidro, en la frontera entre México y Estados Unidos, a principios de este año, según el citado diario.