¿Alguna vez te ha sucedido que no puedes bañarte por un par de días y empiezas a sentir mucho picor o comezón en el cuerpo? Molesto, ¿cierto? Ahora imagina que fuera algo con lo que tuvieras que vivir todos los días independientemente de si te bañas o no. Pues precisamente eso es lo que tienen que vivir las personas con psoriasis.
La psoriasis es una enfermedad en la cual las células de la piel comienzan a reproducirse rápidamente y a producir mucha queratina, este crecimiento se observa en la piel como zonas de “escamas” o engrosamiento de la piel en forma de placas.
Las zonas más afectadas son los codos, las rodillas, el cuero cabelludo, la espalda lumbar, lo glúteos y zonas genitales. Estas “placas” pueden causar mucha comezón, por lo que llegan a ser muy molestas, aunque también pueden causar un poco de dolor.
Una característica importante de esta enfermedad es que puede mejorar (es decir, las placas pueden hacerse más chicas) o empeorar (pueden hacerse placas más grandes) dependiendo de situaciones como el clima (especialmente el frío), el uso de alcohol o drogas, estrés, ansiedad o la presencia de alguna enfermedad que pueda causar una disminución en las defensas del organismo.
A pesar de que no se conoce su causa, este interesante “fenómeno” hace pensar que puede ser una enfermedad que está estrechamente relacionada con el sistema de defensas del organismo.